He de decir que me enfado y mucho cuando vas a un médico y no te deja casi ni hablar. Cuando le quieres contar lo que sientes y el te corta pensando en que con las dos primeras cosas que le has dicho ya casi te ha diagnosticado.
De hecho , cada año, más de 12 millones de personas reciben un diagnóstico erróneo solo en Estados Unidos. Y en hasta el 75 % de esos casos, el fallo no fue una máquina ni una analítica: fue un sesgo humano. Una suposición equivocada. Cuando nadie escucha lo que te pasa, es fácil pensar que el problema eres tú. Pero a veces, el sistema también se equivoca.
La medicina es una ciencia profundamente humanista, aunque a veces lo olvidemos en la práctica clínica actual.
El objeto de estudio no es solo el cuerpo humano, sino la persona entera: su historia, su entorno, su sufrimiento, su forma de interpretar lo que le pasa. Es una ciencia aplicada que requiere tanto rigurosidad técnica como empatía, escucha y juicio ético.
Cualquier profesional de la salud no solo trabaja con datos: trabaja con vidas, con incertidumbre, con narrativas. Y por eso la medicina se sostiene sobre dos pilares:
La ciencia, que busca respuestas.
La humanidad, que acompaña cuando no las hay.
Me encantará que escuches a mi invitada de hoy Andrea Sorinas, ella fue capaz de seguir su intuición, de no quedarse con un no por respuesta y sobre todo con una vida que no se la desearías a nadie.
Escúchala porque tal vez no sea algo que vaya contigo pero sí puedas ayudar a alguien cercano desesperado por no saber qué le ocurre.
¿Te ha pasado algo así? te escucho en comentarios.
Para terminar aconsejarte que escuches a tu cuerpo, es más sabio de lo que tu te crees. Así que…
Decide con toda paz, pero decide con consciencia.
Feliz viernes
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